DOMINGO
4 DE SETIEMBRE DE 2016
DOMINGO XXIIIº DEL TIEMPO
ORDINARIO
ENTRADA
Hermanos celebramos
hoy el domingo vigésimo tercero del tiempo durante el año. Y Jesús
permanentemente nos recuerda que no es fácil ser su discípulo, por eso venimos
a su celebración para escucharlo y pedirle su fuerza, su ayuda.
1ª. LECTURA: (Sb 9, 13-18)
Esta lectura que
vamos a escuchar nos habla de los planes misteriosos de Dios sobre el hombre y
su historia, invitándonos a buscar las intenciones que Él tiene sobre cada uno
de nosotros.
SALMO
RESP.: (89,
3-6.12-14. 17)
R. ¡Señor, Tú has sido
nuestro refugio!
Esta breve carta de
Pablo está dirigida no sólo a Filemón, sino a todos; en palabras sencillas pero
plenas de contenido cristiano.
EVANGELIO: (Lc
14, 25-33)
Jesús, en dos
pequeñas parábolas que vamos a escuchar en el Evangelio de hoy, quiere
invitarnos a una profunda reflexión antes de decidirnos a la renuncia para
seguirle.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
"SEÑOR, ESCÚCHANOS"
v Por la Iglesia
y el Papa, para que en su voz escuchemos hoy al mismo Jesús que nos llama a una
fidelidad total a las exigencias del EvangeliO, oremos...
v Por nuestra
Iglesia diocesana, para que por el testimonio
de nuestro Obispo y nuestros
sacerdotes, sea ejemplo de una decidida opción por tu Hijo, oremos...
v Por nuestra querida Patria, para que
gobernantes y gobernados, asumamos el compromiso de trabajar para que la
educación sea uno de los pilares fundamentales de nuestra nación, oremos...
v Por tantas
familias que en nuestra comunidad y en nuestra Patria carecen de lo
indispensable para vivir dignamente, oremos...
v Por todos los
miembros de nuestra comunidad, para que demos testimonio de
que Dios es verdaderamente el centro de nuestras vidas, oremos...
Por la 37 peregrinación de jóvenes al
Santuario del Saladillo, para que el Señor haga crecer su fe y esperanza,
oremos…
PRESENTACIÓN DE LAS
OFRENDAS:
Seguir a Cristo,
renunciando a todo, incluso a nosotros mismos, es el ofrecimiento que ahora el
Padre espera le presentemos junto al pan y el vino para el Sacrificio.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al
centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a
la asamblea
COMUNIÓN:
Después del signo de
la paz que expresa nuestra firme voluntad de amarnos los unos a los otros como
Cristo nos amó, podemos unirnos a Él en la comunión, para que crezca en
nosotros la fuerza de la vida cristiana.
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