DOMINGO 12 DE ENERO DE 2020
EL BAUTISMO DEL SEÑOR
ENTRADA
Hace
unos días celebrábamos
la manifestación del Señor, adorado por los magos. Y hoy, como una
prolongación de esa fiesta, celebramos el Bautismo del Señor, en la que
resuenan estas palabras solemnes: "Tú eres mi Hijo muy querido, en
quien tengo puesta toda mi predilección".
1ª. LECTURA: (Is
42, 1-4. 6-7)
Estas
palabras del Profeta son el primer cántico del Siervo de Yahvéh que aplicamos a
Cristo. Éste se presenta como el Mesías esperado: Él es quien ilumina y libera.
R. El
Señor bendice a su pueblo con la paz.
2ª. LECTURA: (Hch 10,
34-38)
San
Pedro nos presenta este acontecimiento, de vital importancia para los apóstoles
y la comunidad primitiva, como el principio de la vida mesiánica de Cristo.
EVANGELIO: (Mt
3, 13-17 )
Escuchemos,
en la proclamación del santo Evangelio, cómo el Padre declara que Jesús es
constituido como Mesías "para que haga brillar la justicia sobre las
naciones". Aclamémoslo cantando jubilosamente el Aleluya.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
"DANOS TU ESPÍRITU, SEÑOR"
v Por la Iglesia, para que con la fuerza del sacramento del
bautismo siga haciendo posible el crecimiento por el aumento de nuevos Hijos de
Dios, te pedimos...
v Por el Papa,
nuestros Obispos y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, sepan llenarnos
del entusiasmo de la fe, recibida en el bautismo, te pedimos…
v Por el mundo
que ha olvidado, en parte, sus raíces cristianas, todos los pueblos de la
tierra reciban el Evangelio de tu Hijo como un anuncio de liberación y de paz,
te pedimos…
v Por todos los
hombres, que seamos cada día más conscientes de nuestra misión de aspirar a la
santidad, de luchar por un mundo donde reine la justicia y la paz, te pedimos…
PRESENTACIÓN DE LAS
OFRENDAS:
Al pedir al Padre que
acepte estos dones que ahora le presentamos, pidámosle que al convertirlos en
aquel mismo sacrificio con el que su Hijo nos rescató del pecado, acepte
nuestro sacrificio espiritual y también nos convierta a nosotros en hombres de
fe.
COMUNIÓN:
Para poder escuchar
siempre con fe la Palabra de Dios, para poder llamarnos verdaderamente sus
hijos, para seguir siempre comprometidamente a Cristo, es que ahora lo
recibimos en el alimento que nos dará esa fortaleza.
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