SANTO VÍA CRUCIS
ORACIONES
INICIALES
Puestos en la presencia del Señor queremos recorrer espiritualmente su camino a la Cruz. El camino final de su vida en la tierra y por la que comenzó la salvación para cada uno de nosotros redimidos por su pasión, muerte, resurrección y ascensión gloriosa.
Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO
DE CONTRICCIÓN
Pésame Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido, pésame por el infierno que merecía y por el cielo que perdí, pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y grande como vos, ante querría haber muerto que haberte ofendido, y propongo no pecar más y evitar toda ocasión próxima de pecado.
Oremos
·
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre
y redentor nuestro; por ser quien eres, Bondad infinita, y porque te amamos
sobre todas las cosas, nos pesa de todo corazón el ofenderte; también nos pesa
porque aunque puedes castigarnos con las
penas del infierno, nos tienes piedad, infinita piedad. Ayudado de tu gracia
divina, nos proponemos una vez más, como tantas, no volver a pecar, confesar
nuestras culpas, y cumplir la penitencia que nos fuere impuesta. Amén.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Sentenciado y no por un tribunal, en el que estuvimos todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes el domingo de ramos, quizá también como nosotros que decimos ser sus seguidores pero en tantas ocasiones somos ocasión de su condena. La indiferencia, la apatía, la búsqueda de mi propio beneficio son sentencias al Señor. Los juicios apresurados, las palabras hirientes y agraviantes, son sentencias, las nuestras, la de todos los días. Nosotros huimos de ser reprochados. Y saltamos inmediatamente...
Danos Señor poder imitarte, uniéndome a Ti por el Silencio cuando alguien me haga sufrir. Nosotros lo merecemos. ¡Ayúdame!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria
2ª ESTACIÓN: JESÚS CARGA LA CRUZ Y SE PONE CAMINO AL CALVARIO
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
La Cruz es no merecida por el justo de Dios. Sin embargo, por las sentencias de nuestra libertad allí está Jesucristo el Señor, tomando la Cruz, sabiendo que nadie puede obrar la redención por Él. Es Cruz es la nuestra. Esa Cruz es la que debiéramos llevar nosotros por egoístas, amarretes, avaros y sanguinarios. Que aprendamos, Señor, el valor de la cruz, y desde la conversión de nuestros corazones llevar las pequeñas cruces de cada día, de mis fracasos y achaques, de mis dolencias, de mi soledad.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
3ª ESTACIÓN: JESÚS CAE, POR PRIMERA VEZ, BAJO EL PESO DE LA CRUZ
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Jesús cae para redimirme. Es el peso físico de la Cruz, pero sobre todo el peso moral de una Cruz que no debiera llevar porque es la nuestra, son nuestras injustas sentencias, nuestros malos actos. Dios cae en la calle del vía crucis, igual que nosotros por nuestra maldad, pero él sin culpa alguna. Para ayudarnos a levantarnos en nuestras caídas diarias, cuando después de habernos propuesto serte fiel, volvemos a reincidir en los defectos cotidianos. ¡Ayúdanos a levantarnos siempre y a seguir camino hacia Ti!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
4ª ESTACIÓN: ENCUENTRO CON LA VIRGEN
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
En cualquier momento de dolor el hombre que sufre recuerda a su madre, es tan grande la experiencia de la maternidad y la filiación que nadie la puede olvidar. Jesús se encuentra en un misterioso camino de dolor y sufrimiento, en ella, se encuentra con su Madre la Virgen María. Señor, que nos encontremos al lado de tu Madre en todos los momentos de dolor o angustia de nuestras vidas. Con ella, como te ha ocurrido a Ti, en su cariño maternal, tenemos la seguridad de sacar fuerzas para el camino a veces difícil y tempestuoso de la nuestras vidas. ¡Ayúdame Madre!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
5ª ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA AL SEÑOR A LLEVAR LA CRUZ
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
A penas que llevamos a veces nuestros problemas, otras tantas los arrastramos como podemos. El hecho de encontrarnos con otros doloridos y cansados nos interpela a ayudar. ¡He ahí el gran momento! Egoísmo o solidaridad. Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para realizarnos de una manera particular. ¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo?
Pero hay algo, Señor, que es misión nuestra y de todos: la de ser Cirineo de los demás, la de ayudar a todos.
¿Cómo llevar adelante la realización de nuestra misión de Cirineo?
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
6ª ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
El rostro de Jesús ensangrentado y desfigurado es objeto de dolor y piedad. En ese rostro están todos los rostros de tantos hermanos nuestros que sufren a los que debiéramos llevar alivio como la Verónica. Es la mujer valiente, decidida, que se acerca al Señor cuando todos lo abandonan. Nosotros, Señor, te abandonamos cuando nos dejamos llevar por el "qué dirán", del respeto humano, cuando no nos atrevemos a defender al prójimo ausente, dolorido o sufrido, cuando no nos atrevemos a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Dios. Y en tantas otras ocasiones.
Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el "qué dirán".
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
7ª ESTACIÓN: SEGUNDA CAÍDA EN EL CAMINO DE LA CRUZ
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Se cae el Señor, por segunda vez. El Vía Crucis nos señala tres caídas en su caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más. Esas caídas que no mereció, son por nosotros. Lo importante es que siempre se levantó y siguió adelante, sabía que tenía que salvarnos. Que nuestras caídas sean a la imagen de Jesús, levantarnos siempre, Él no dará la gracia. Cae delante de todos... ¿Cuándo aprenderemos a no temer el quedar mal ante los demás, por un error, por una equivocación? ¿Cuándo aprenderemos que también eso se puede convertir en ofrenda?
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
8ª ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Las mujeres que ayudaban a Jesús y a sus discípulos se lamentan de la tragedia del Señor. Como nosotros que miramos desde afuera el sufrimiento de tantos hermanos nuestros. Muchas veces, tendríamos que revisar y analizar la causa de nuestras lágrimas. Al menos, de los pesares o preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoísmo, de envidia.
Deberíamos llorar por nuestra falta de correspondencia a los innumerables beneficios de cada día, que nos manifiestan, Señor, cuánto nos quieres.
Danos profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
9ª ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Las caídas son parte de la vida. Como Jesús nosotros caemos en más de una ocasión, y como Él también con dolor y sufrimiento. La tercera caída del Señor es la última de su vía crucis, ahora está más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Cae desfallecido, pero no está derrumbado, sabe en su interior que hay una tarea que falta de cumplir. Nosotros deberíamos aprender que a pesar de todo debemos cumplir acabadamente la vocación a la que el Señor nos ha llamado.
Nosotros solemos decir que pesan los años, que no somos los de antes, que no nos sentimos capaces.
Danos, Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que nuestros desfallecimientos sea beneficioso para otros, porque te los damos a Ti para ellos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
10ª ESTACIÓN: JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas.
A infinita distancia de tu dolor, nosotros hemos sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de nuestras vidas, a veces es por la pérdida de mis seres queridos, los sentimientos, los bienes terrenales, en fin… Que sepamos Señor ofrecerte el recuerdo de las separaciones que nos desgarraron, uniéndonos a tu pasión y esforzándonos en consolar a los que sufren, huyendo de nuestro propio egoísmo.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
11ª ESTACIÓN: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Señor, que yo podamos en nuestras muchas limitaciones con esfuerzo u decisión, y así podamos ayudar a los hermanos, a serviles con amor de jueves Santo, con entrega de Viernes. Y que cuando nuestro esfuerzo no consiga disminuirlas, nos esforcemos en ofrecértelas también por ellos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
12ª ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Te adoramos Señor, muerto en la Cruz por Salvarnos. No lo hemos merecido por nuestras innumerables culpas y maldades. Te adoramos y besamos tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado... ¡Gracias, Señor, gracias!
Has muerto por nosotros, por salvarnos. Danos responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por ser mejores y por nuestra salvación, ayudados de tu gracia. Y poder trabajar con ahínco por la salvación de nuestros hermanos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
13ª ESTACIÓN: JESÚS EN BRAZOS DE SU MADRE
Déjanos estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable. Déjanos estar a tu lado. Más te pedimos: que hoy y siempre nos tengas cerca de Ti y te compadezcas de cada uno de nosotros por los que tu Hijo Santo ha muerto.
¡Míranos con compasión, no nos dejes, Madre mía!
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María, y Glroria.
14ª ESTACIÓN: EL CADÁVER DE JESÚS PUESTO EN EL SEPULCRO
Pareciera que todo ha terminado. Pero bien sabemos que no: después de la muerte, la Resurrección. Enséñanos a ver lo transitorio y pasajero, a la luz de lo que perdura. Y que esa luz ilumine todos nuestros actos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Ahora dentro del templo parroquial, cada uno de nosotros
adora personalmente la Santa Cruz, acerquémonos con respeto, devoción y profundo amor a la imagen de Jesús muerto
en la Cruz.
Rezamos por las intenciones del Santo Padre Francisco y la
Iglesia: Credo, Padre Nuestro, Ave María y
Gloria.
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