Fallecimiento del P. Héctor Mario Calligaris

 + HÉCTOR MARIO CALLIGARIS

Con profundo dolor, se

Con profundo dolor se nos ha comunicado del Obispado de Villa María, que ha fallecido en las primeras hoy domingo 19 de diciembre, en la Clínica Especialidades el Pbro. Héctor Mario Calligaris, confortado con los Sacramentos de la Iglesia Madre. Desde las 9 hs. de hoy domingo hasta la tarde será el velatorio de su restos mortales en la Parroquia Cristo Rey de la ciudad de Bell Ville (Cba.), a las 17 hs. el obispo diocesano presidirá las exequias "praesente cadavere" en la Iglesia parroquial, esperando la llegada de su hermana Ana María, a las 19 hs. aproximadamente será su sepultura en el Cementerio Parque sacerdotal en predios de la Casa de la Familia de la ciudad de Villa María.

Dios reciba la vida del padre Héctor en la eternidad, más que agradecidos los que hemos hecho con él un trayecto de servicio pastoral a Cristo y la Iglesia de este hermano querido humilde y sencillo, tanto en el Seminario en formación, como en la vida de apostolado. María del Rosario de San Nicolás, de la que era ferviente devoto desde que lo he conocido, acompañe su alma a la presencia del Altísimo, y encuentre en el corazón de la Trinidad Santísima el premio de los buenos y fieles, entrar a la comunidad de los hijos dónde brilla para siempre la luz, el gozo, y la paz del encuentro con Dios, y sus seres queridos que lo precedieron en el camino de la vida.

Nacido en Camilo Aldao (Cba.) el 10 de agosto de 1959, de profesión óptico, sin ejercer la misma ya que ingresó al Seminario Mayor en el año 1985, ordenado presbítero el 26 de abril de 1992 por manos de SER Mons. Alfredo Guillermo Disandro, obispo de la diócesis de Villa María.

Querido Héctor, fuiste hombre de Dios, de perfil bajo pero honda espiritualidad sacerdotal, cuidaste a tu madre hasta la muerte, le entregaste a la Viña del Señor lo mejores años de tu vida, por tanta gracia que pasó por tus manos consagradas de sacerdote, por todas tus buenas obras de amor y misericordia, ya has llegado a la meta, perseveraste en la fe hasta el fin, y ahora recibís la corona de la gloria junto al Señor a quién amaste, seguiste y proclamaste. ¡Hasta pronto querido Héctor, hasta pronto!